Translate

viernes, 7 de marzo de 2014

CUARESMA

 Pero solamente cuando las dificultades y los sufrimientos de nuestros hermanos nos interpelan, solo entonces, podemos iniciar nuestro camino de conversión hacia la Pascua”. Y para recorrer ese camino espiritual hacen falta tres cosas: oración, ayuno y limosna. Los tres llevan aparejada “la necesidad de no dejarse dominar por la apariencia de las cosas... porque lo que cuenta es nuestro interior”.
La oración es “la fuerza del cristiano y de todo creyente. En la debilidad y la fragilidad de nuestra vida, podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con El”. Y la Cuaresma es tiempo de oración, “de una oración más intensa y prolongada...más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los hermanos; oración de intercesión para interceder ante Dios por tantas situaciones de pobreza y sufrimiento”.
El ayuno “tiene sentido si realmente hace que nuestra seguridad vacile y también si de él se deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano que se inclina sobre su hermano en apuros y cuida de él. El ayuno comporta la elección de una vida sobria... de una vida que no derrocha, que no desecha. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón en la esencialidad y la compartición”.
La limosna “indica la gratuidad porque se da a alguien de quien no esperamos recibir nada a cambio. La gratuidad tendría que ser una de las características del cristiano que, consciente de haber recibido todo de Dios gratuitamente -es decir sin mérito alguno- aprende a dar a los demás gratuitamente...La limosna nos ayuda vivir la gratuidad del don que significa liberta de la obsesión de la posesión, del miedo de perder lo que se da”.


PAPA FRANCISCO.-

jueves, 6 de marzo de 2014

EVANGELIO DEL DIA

"El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. 
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. 
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida? 

REFLEXION
el Papa Juan Pablo II gritaba con ardor en sus labios: "¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! ¿Qué teméis? Tened confianza en él. Arriesgaos a seguirlo. Esto exige, evidentemente, que salgáis de vosotros mismos, de vuestros razonamientos, de vuestra «prudencia», de vuestra indiferencia, de vuestra suficiencia, de vuestras costumbres no cristianas que quizá habéis adquirido. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida. Dejad que sea vuestra salvación y vuestra felicidad."