Palabras para compartir…
Se ha desarrollado una
globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo nos volvimos incapaces de
compadecernos, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa
asistirlos. En una palabra, vivimos tiempos de gran inhumanidad, impiedad y
crueldad. ¿Podemos considerarnos todavía civilizados?, o ¿estamos regresando a
formas primitivas de barbarie? ¿No deberíamos procurar que aquellos que se
encuentren esclavizados por el egoísmo, la indiferencia o el individualismo, puedan
liberar sus corazones de esas cadenas indignas y alcancen un pensamiento más
humano, más fecundo, que dignifique nuestro paso por esta tierra?
¿Será que tanto las riquezas
materiales como espirituales, pueden ahogarnos, si no sabemos usarlas? ¿Porque
el deseo de tener bienes materiales, el dinero y las cosas que este puede
proporcionar, ocupan todo nuestro pensamiento, atención y esfuerzo y no dejamos
lugar en nuestros corazones para que pueda entrar Jesús que está a la puerta?.
Si llenamos el corazón de cosas superfluas, que nunca nos darán verdadera
felicidad, solo tendremos desolación y angustia, cuando no logramos lo deseado.
Pero si dejamos el corazón vacio para que Dios lo pueda llenar con su gracia,
no solo comenzaríamos a cambiar esta realidad, si no también empezaríamos a
conocer la verdadera felicidad, la de la entrega, la del servicio, que es la
proveniente de Dios.
Basado en palabras del Papa Francisco y de la madre Teresa
de Calcuta.