La primer lectura del libro de Isaías, vemos como el Señor compara la efectividad de su palabra, con la efectividad que tiene la lluvia o la nieve cuando cae del cielo. Porque empapa la tierra y la deja fecunda, propicia para que la semilla germine y de fruto.
y leímos antes del evangelio: El hombre no solo vive del pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios...
Y en el evangelio de hoy, Jesús nos enseña como debemos orar, aclarándonos, que no tenemos que hablar mucho al rezar. Porque nuestro Padre, conoce muy bien nuestras necesidades y nos regala la oración del Padrenuestro, que es claramente una enseñanza de vida, centrada en nuestro creador..
Las lecturas de hoy no hacen ver claramente cuales son nuestras necesidades.
Y como somos un todo, cuerpo y alma, tenemos necesidades materiales y también espirituales.
Muchos pasan toda su vida detrás de la zanahoria, detrás de los bienes materiales, y solo se acuerdan de Dios, cuando no le salen las cosas como quieren, o cuando le sucede alguna desgracia...
Y ahí nos damos cuenta, que no podemos vivir en una sola dimension, la material. Que hay una dimension inmensamente mayor, que engloba y abarca todo. Que es el hacedor de todo lo visible e invisible y ese es Dios.
Hoy nos piden las lecturas que no olvidemos hacia donde debemos centrar nuestra vida...
Primero a Dios y a su amorosa voluntad, para después llevarla a nuestros hermanos, para que todos a través de su palabra, entiendan que Dios, se hizo hombre en su amado hijo Jesús, para nuestra salvación, enseñándonos con su hacer y obrar, el camino que debemos seguir hacia la Jerusalén celestial.
Pidamos al Señor en el Padrenuestro, con toda conciencia en lo que rezamos, que tu eres nuestro Padre al cual amamos; y esperamos de ti, las bendiciones y bienes ; que todos son nuestros hermanos y que con ellos debemos construir el Reino, a partir de tu mano generosa y siempre abierta a nosotros, por el amor que nos tienes...
Amen.