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jueves, 24 de junio de 2021
NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA
viernes, 11 de junio de 2021
SAGRADO CORAZON DE JESUS
Viernes
11 de junio
DIA
DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS
LA
OVEJA RECHAZADA POR SU MADRE, PERO NO POR EL PASTOR.
De vez en cuando, una oveja dará a
luz a un cordero y lo rechazará. Hay muchas razones por las que ella puede
hacer esto. Si el cordero regresa a la oveja, la madre puede incluso patear al
pobre animal. Una vez que una oveja rechaza a uno de sus corderos, nunca
cambiará de opinión. Estos corderitos inclinaran la cabeza tan bajo que parece
que algo está mal con su cuello. Su espíritu está roto. Estos corderos se llaman
“huérfanos o rechazados".
A menos que el pastor intervenga, ese
cordero morirá, rechazado y solo.
Entonces, ¿sabes lo que hace el
pastor?
Lleva al pequeño rechazado a su casa,
lo alimenta a mano y lo mantiene caliente junto al fuego. Lo envuelve con
mantas y lo sujetará
contra su pecho para que el rechazado pueda escuchar los latidos de su corazón.
Una vez que el cordero es lo
suficientemente fuerte, el pastor lo colocará nuevamente en el campo con el
resto del rebaño.
Pero
esa oveja nunca olvidara cómo el pastor lo cuidó cuando su madre lo rechazó.
Cuando el pastor llama al rebaño,
¿adivina quién corre hacia él primero? Así es, la oveja rechazada. Ella conoce
su voz íntimamente. No es que el cordero rechazado sea amado más, es que conoce íntimamente a
quien lo ama. No es que sea amado más, solo lo cree porque ha
experimentado ese amor cara a cara.
Muchos
de nosotros hemos pasado por alguna difícil situación... Pero Jesús es el buen
pastor. Se preocupa por todas nuestras necesidades y nos mantiene cerca de su
corazón para que podamos escuchar su corazón latir.
Podemos estar rotos pero el Pastor
nos ama profundamente. Gracias Señor por tu amor!!!
Jesús mismo dijo:
"Yo soy el buen pastor, y el buen pastor, da su vida por las ovejas"
(Extraído de la Homilía del P. Julio)
sábado, 5 de junio de 2021
CORPUS CHRISTI
El Señor nos dejó un
"memorial" real con su Presencia, que es la Eucaristía: "No nos
dejó sólo palabras, porque es fácil olvidar lo que se escucha. No nos dejó sólo
la Escritura, porque es fácil olvidar lo que se lee. No nos dejó sólo símbolos,
porque también se puede olvidar lo que se ve. Nos dio, en cambio, un Alimento, pues es difícil olvidar un sabor. Nos dejó un Pan, en el que está Él, vivo y verdadero, con
todo el sabor de su amor".
"La Eucaristía no es un simple recuerdo, sino un hecho", y "en la Misa, la muerte y la
resurrección de Jesús están frente a nosotros... No podemos prescindir de ella,
es el memorial de Dios. Y sana nuestra memoria herida".
Sana también "la
memoria herida por la falta de afecto, las amargas y decepciones recibidas de
quien habría tenido que dar amor, pero que en cambio, dejó desolado el
corazón": "Dios puede curar estas heridas, infundiendo en nuestra memoria un amor más grande: el suyo.
La Eucaristía nos trae el amor fiel del Padre, que cura nuestra orfandad".
Él está
feliz de tener intimidad con nosotros y cada vez que lo recibimos nos recuerda
que somos valiosos: somos los invitados que Él espera a su banquete, los
comensales que ansía".
Francisco recordó que, si Jesucristo desea esa intimidad, es
porque "sabe que el
mal y los pecados no son nuestra identidad; son enfermedades, infecciones. Y
viene a curarlas con la Eucaristía, que contiene los anticuerpos para nuestra
memoria enferma de negatividad".
En ella encontramos dos efectos, uno místico o
espiritual, que exige "nuestra
voluntad de dejarnos transformar, nuestra forma de pensar y actuar",
pues de lo contrario "las celebraciones eucarísticas en las que
participamos se reducen a ritos vacíos y formales".
Y un efecto
comunitario, que consiste en "la comunión mutua de los que
participan en la Eucaristía, hasta el punto de convertirse en un solo cuerpo", como lo es el
pan que se parte y se distribuye. Somos comunidad, alimentados por el cuerpo y
la sangre de Cristo". Por eso "no se puede participar en la
Eucaristía sin comprometerse a una fraternidad mutua, que sea sincera" frente a
"la tentación de la rivalidad, la envidia, los prejuicios, la
división..." Solo con la Eucaristía es posible permanecer en la amistad de
Jesús, añadió el Papa.
(De la Homilía y Ángelus del Papa Francisco, junio 2020)