Aquellos que han abandonado el mundo por causa de Cristo están
particularmente comprometidos con el llamado, porque todo su estilo de vida se
orienta a esta entrega total e incondicional…
Recordemos las cartas de San Pablo, en las que habla de despojarse
del hombre viejo y revestirse del nuevo, están dirigidas a las comunidades; y
por tanto, se extienden a todos los cristianos en general.
Esta invitación se dirige, entonces, a todo aquel que quiera seguir al Señor con todo su corazón…
“Existen
muchos creyentes católicos que están dispuestos a dejarse cambiar sólo
condicionalmente.
Se esfuerzan por cumplir los mandamientos y
por deshacerse de aquellos defectos que reconocen como pecaminosos. Pero no
poseen la voluntad ni la disposición para llegar a ser ‘hombres nuevos’ en su
totalidad, para romper con todos los criterios puramente naturales y
considerarlo todo bajo la luz sobrenatural; no quieren decidirse a la
‘metanoia’ total, a la auténtica conversión.
Con la
conciencia tranquila se agarran, por tanto, a todo lo que les parece
justificado según las normas naturales. Mantienen sin remordimientos su
autoafirmación: por ejemplo, no se sienten obligados a amar a los enemigos,
permiten que se despliegue su soberbia dentro de ciertos límites y creen tener
derecho a defenderse de toda humillación con reacciones meramente naturales.
Sin
cuestionarlo pretenden ser honrados en el mundo, no quieren pasar por ‘locos de
Cristo’, conceden derecho –dentro de ciertos límites– a los respetos humanos…
En
definitiva, quieren también ser aprobados a los ojos del mundo. No están
dispuestos a romper totalmente con el mundo y sus pautas.”
(Extracto
del libro “Nuestra transformación en Cristo” del filósofo Dietrich von
Hildebrand)
Para ello, debemos estar dispuestos a dejarnos transformar totalmente
por Él, a despojarnos del hombre viejo y a cooperar en este proceso de
transformación.
Pero esta en nuestro interior, la fuerza de poder despojarnos de todo aquello
que no es parte de la imagen de Dios en nosotros…
Si nos damos cuenta de que aún no tenemos lo suficiente este anhelo o
incluso sentimos como un bloqueo interior que se resiste a una transformación…