San Agustín (siglos cuarto y quinto) en sus
sermones de la Epifanía afirmó que llegaron el día 13 después del
nacimiento del Señor. Es decir, el 6 de enero del calendario actual.
Originarios de lo que hoy es Irán, donde
constituían una clase sacerdotal, los magos habían adquirido gran
influencia en Babilonia (hoy Iraq). Se distinguían por su afición al
estudio de la Astronomía, o mejor, Astrología, que era y es, una ciencia
adivinatoria basada en el principio de que la vida de los hombres se
desarrolla bajo la influencia de los astros.
Por el trato con los judíos, que habían difundido
por todo el Occidente sus esperanzas mesiánicas, tenían conocimiento del
esperado Mesías, Rey de los judíos, el cual, como todos los grandes
personajes, debía tener una estrella que vaticinase su destino. La
naturaleza de esta estrella es muy misteriosa.
En el relato de San Mateo, la estrella juega un
papel importante. Es una estrella que los magos vieron en Oriente, pero que
luego se les perdió de vista encontrándola al salir de Jerusalén camino a
Belén, donde se mueve delante de ellos en dirección norte-sur, finalmente
se detiene sobre la casa donde estaba el Niño. Los magos dicen haberla
conocido como la estrella de Jesús. "Hemos visto su estrella en
Oriente y hemos venido a adorarle" (Mt. 2,2)
Una de las tradiciones sobre los Magos de Oriente
dice que había tres Magos que, además, eran reyes. Los Tres Reyes de
Oriente: Melchor, anciano de barba larga que obsequia al Señor con oro como
corresponde a un Rey. Gaspar, joven lampiño que le obsequia incienso (es un
perfume a base de resina de árboles que se quemaba en el templo) como
homenaje a su Divinidad. Baltazar, de raza negra, que le entrega mirra
(polvo perfumado que se mezcla con aceite para consagrar a los sacerdotes,
o bien mezclado con el vino ayudaba a calmar dolores) a Jesús hombre como
profecía de su muerte y sufrimiento.
RELICARIO DE LOS TRES REYES MAGOS CATEDRAL DE COLONIA
En cuanto al número de reyes, los monumentos
arqueológicos fluctúan considerablemente, un fresco del cementerio de San
Pedro y San Marcelino en Roma representa a dos; un sarcófago que se
conserva en el museo de Letrán muestra a tres; cuando aparecen en el
cementerio de Santa Domitila y hasta ocho en un vaso del museo
Kircheniano. En las tradiciones orales, sirias y armenias llega a
hablarse de doce.
Ha prevalecido, no obstante, el número de tres,
acaso con la correlación con los tres dones que ofrecieron: oro, incienso y
mirra, o porque se les creyó representantes de las tres razas: Aria,
Amarilla y Negra (Sem, Cam y Jafet, los hijos de Noé que dieron origen a
dichas razas).
El número definitivo lo proclama en Occidente el
Papa San León I en el siglo V; además este Papa fija también sus edades en
20, 40 y 60 años; y sus razas como blanca, negra y amarilla, que son las
únicas admitidas en la antigüedad.
En cuanto a sus nombres, Beda el venerable,
Teólogo inglés de principios del Siglo VIII, fue uno de los que primero
usaron los sombres que hoy nos son tan familiares: Melchor, Gaspar y
Baltazar. A finales del Siglo VII y en el siglo IX, aparecen en París y en
Italia respectivamente un manuscrito anónimo en donde aparecen los nombres
de Bisthisares, Melechior y Guthaspa.
Su condición de reyes carece de fundamento
histórico, parece que esto se deduce de un salmo que dice: "los reyes
de Tarsis y las Islas le ofrecerán sus dones; los reyes de Arabia, Saba le
traerán regalos". Nunca en las antiguas representaciones del arte
cristiano aparecen con atributos regios, sino simplemente con gorro frigio
y hábitos de nobles persas.
También, sobre el lugar de su origen, discrepan
los documentos antiguos, unos los hacen proceder de Persia, otros de
Babilonia o de Arabia y otros de Egipto o de Etiopía. Sin embargo, un dato
arqueológico del tiempo de Constantino muestra la antigüedad de la
tradición que parece interpretar mejor la intención del evangelista,
haciéndolos oriundos de Persia. Esto fue debido a lo que refiere una carta
sinodal del Concilio de Jerusalén del año 836, que en el 614, cuando los
soldados persas de Cosroas II, destruyeron todos los santuarios de Palestina,
respetaron la Basílica Constantiniana de la Natividad en Belén, porque al
ver el mosaico del frontispicio que representaba la adoración de los Reyes
Magos, creyeron por la indumentaria que se trataba de sus compatriotas.
Catedral de Colonia, Alemania, donde están las
reliquias de los Reyes Magos
En 1164, el emperador alemán Federico
Barbarroja regaló a la ciudad de Colonia las reliquias de los Reyes Magos,
mismas que fueron trasladadas desde la Tierra Santa a Milán, y desde ahí a
Colonia. Miles de peregrinos empezaron a llegar a Colonia para ver el rico
tesoro de los legendarios Reyes Magos. Así, en 1248 inició la construcción
de una catedral que estaría a la altura de tal tesoro, la de Colonia. Hoy,
dicha catedral es uno de los monumentos góticos más impresionantes de
Europa cuya construcción duró más de 600 años.
(ART. DE LORENA BAIS EN MISIONEROS DIGITALES CATOLICOS- MDC)
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