Nos plantea el Señor, Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió.»
Solo el amor nos permite brindarnos a los demás. El servicio al prójimo, radica en el verbo «amar» que en hebreo: es «hacer el bien».
Como decía san Ignacio de Loyola, «el amor se debe poner más en las obras que en las palabras». Así puede mostrar toda su fecundidad, y nos permite experimentar la felicidad de dar, la nobleza y la grandeza de donarse sobreabundantemente, sin medir, sin reclamar pagos, por el solo gusto de dar y de servir.
«amar» en hebreo: es «hacer el bien».
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